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LOCALIZACIÓN DEL MANICOMIO: Alemania.

HISTORIA DEL SANATORIO ABANDONADO:

Walter Freimuth, médico de profesión, impulsó en 1912 la construcción de un sanatorio destinado a tratar a los pacientes con tuberculosis. En 1914, una vez terminado el proyecto, Waltern bautizó el centro con el nombre de su querida esposa Elisabeth.

El doctor Freimuth y su esposa eran de origen judío, motivo por el cual se vieron obligados a huir de Alemania cuando el régimen nazi tomó el poder y les confiscó todos sus bienes. Esta clínica siguió funcionando como tal, a pesar de la precipitada huida de su propietario, y fue el refugio de miles de enfermos hasta 1952.

Posteriormente, el gobierno decidió internar en el mismo sanatorio pacientes con enfermedades cutáneas o con desajustes tiroideos. La decisión no podía ser otra, pues el Sanatorio Elisabeth era la única clínica en toda la Alemania del Este.

En 1967, un nuevo cambio sacudió el sanatorio. En esta ocasión, la actividad del hospital se vió forzada a atender exclusivamente enfermedades propias de la piel y, en consecuencia, su nombre fue sustituido por el de SkinClinic. Además, el edificio principal fue reformado y los edificios colindantes, a izquierda y derecha, fueron designados como vivienda para el personal. Una docena de médicos y enfermeros atendían allí a un máximo de veinticinco pacientes, como si de un pequeño negocio familiar se tratara.

Después de 80 años en activo, en 1994 el sanatorio echó el cierre. Las sospechas apuntan que las reformas económicas de la unificación alemana fueron las causantes. Finalmente, la propiedad fue devuelta a la familia Freimuth quienes habían sobrevivido exiliados en los Estados Unidos. Úrsula Freimuth, hija de Walter y Elisabeth, es su actual heredera.

En 2005, el gobierno otorga al Sanatorio Elisabeth un estatus de “protección” para preservar este edificio histórico abandonado , aunque no sirvió de mucho. El incremento de autopistas y carreteras ha rodeado completamente el edificio, el ruido del tráfico es ensordecedor y encontrar un minuto de paz en este lugar resulta imposible.

El edificio principal permanece en buen estado, a excepción de una pequeña parte del techo situada sobre la escalera principal que se encuentra derruida. Inevitablemente, la magnitud de la construcción y los colores desgastados de la fachada otorgan un aire terrorífico a este lugar.

En el interior, los ladrones se han llevado hasta el último de los detalles de latón que había en puertas y ventanas. Del mobiliario interior ya no queda nada, ni siquiera el precioso piano de cola en madera oscura que había sobrevivido hasta hace un par de meses.

A pesar del enorme deterioro sufrido, el Sanatorio Elisabeth sigue siendo un lugar abandonado imponente, digno de visitar. La escalinata principal, los largos y tétricos pasillos, un amplio salón-comedor y la multitud de habitaciones —algunas de ellas todavía cerradas—, brindan al visitante una experiencia única.

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3 comentarios

  1. Que buen reportaje, la fotografia de la muerte es impresionante. Mis sinceras felicitaciones por la web.

  2. ¡Qué buen reportaje! Me ha encantado. Las fotografías son magníficas.

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