LOCALIZACIÓN DEL SANATORIO: Galícia.

HISTORIA DE LA INSTITUCIÓN PSIQUIÁTRICA.

En un enclave natural del interior de Galicia es dónde nace esta imponente construcción hospitalaria de 400.000 metros cuadrados. Antes de terminar las obras, ya existían numerosos proyectos con diferentes propuestas sobre el tipos de institución del ámbito sanitario adecuado a la enorme construcción. Además, su ubicación aislada en el monte era para algunos el emplazamiento propicio para tratar enfermedades como la tuberculosis o la lepra.

Finalmente, este conjunto hospitalario abre sus puertas en 1959 como centro pionero en asistencia psiquiátrica y, bajo la dirección del reputado psiquiatra gallego Cabaleiro Goás.

Cabe destacar que, durante los primeros años, solo se permitía el ingreso de pacientes varones. Las razones apuntan a vehementes discursos de carácter religioso y psiquiátrico que consideraban imprescindible mantener una separación por sexos. Así, fueron necesarios casi 25 años para que las mujeres pudiesen ser ingresadas en una institución mental dentro de la provincia.

Este psiquiátrico se diferenció especialmente de otras instituciones mentales de la época. Cabaleiro Goás, en su lucha contra el estigma social relacionado con las enfermedades mentales, llevó a cabo una serie de novedosos proyectos en el campo de la psiquiatría como la llamada laborterapia. Entre las distintas actividades que se desenvolvían en el sanatorio destacan; los trabajos en la huerta, cocina, comedor, barbería, imprenta, jardín, cestería, encuadernación, zapatería, carpintería, alfarería o cerámica, etc.

Además, el ingreso de los pacientes en este sanatorio era sumamente complejo. Si bien existía un cierto número de plazas públicas pagadas por la beneficencia -normalmente todas ocupadas-, también es cierto que las plazas privadas solamente eran accesibles para aquéllas familias con un buen capital.

Algunas familias desesperadas, -sin posibilidades económicas para mantener el enfermo interno y por miedo al alta inmediata-, abandonaban a sus familiares y parientes internados en este hospital mental. Para evitar el abandono de los pacientes Goás creó la llamada ‘Fiesta del paciente’. Un tipo de evento a modo de celebración anual con comida y actividades dirigidas a familiares y enfermos. Así mismo, puso en marcha una exitosa granja de cerdos que llegaría a albergar hasta trescientos de estos animales. Como administrador del hospital, Goás tenía otras innovadoras ideas en mente para mejorar la vida de los pacientes en el sanatorio, pero estas no llegaron a realizarse -siendo la granja su último proyecto-.

El hospital de Toén adquirió prestigio internacionalmente a lo largo de los años 60 y 70, gracias a la buena gestión de Cabaleiro Goás. En este punto, cabe destacar que la verdadera fama de Cabaleiro era más bien debida a sus libros, conferencias y publicaciones, que al tipo de asistencia médica y hospitalaria que dispensaba en su complejo hospitalario.

Lo realidad era que, hasta mediados de los setenta, el enfoque terapéutico y asistencial de Toén no se diferenció especialmente de otros hospitales gallegos o del resto del Estado. En él, predominaban las pequeñas celdas, así como el uso de técnicas y métodos deshumanizados tales como el electroshock o inyecciones de aguarrás, etc.

Este psiquiatra de renombre dirigió esta institución mental desde su abertura hasta su fallecimiento en 1977, a los 59 años.

En octubre de 2010, los trabajadores del centro pusieron una denuncia ante la Administración pública de la zona. Así, mediante una carta y un dossier fotográfico, demostraban y denunciaban el fracaso de los múltiples proyectos de mejora del sanatorio y la precariedad real en la que se encontraban sus instalaciones. Esta situación -ya insostenible- fue la que obligó a la Administración a resolver los problemas del psiquiátrico.

El cierre del hospital en 2012 por parte del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, provocó su abandono. Los motivos de su cierre fueron varios pero, el más llamativo fue que el sanatorio se quedó «obsoleto», es decir, sin material.

Tres años después de su cierre, algunos medios locales denunciaron los continuos saqueos al antiguo hospital ‘fantasma’ de Toén del que se extraían camas, material médico y documentación privada de los pacientes, etc.

2016

Ni vallas, ni rejas, ni muros de piedra protegen las instalaciones de este centro psiquiátrico. Desgraciadamente su aislada localización no ha alejado ni a vándalos, ni a ladrones. El estremecedor silencio propio de un lugar abandonado, es corrompido en este sanatorio por la incesante circulación de coches en el interior de sus inmediaciones. Este es algún tipo de atajo entre pueblecitos gallegos que los vecinos utilizan en un goteo constante de idas y venidas. Probablemente, por este motivo, este sanatorio ya ha sido saqueado y destrozado casi en su totalidad.

No han pasado más de 15 años desde su abandono y, en la inmensidad de sus instalaciones, apenas quedan ya ventanas sin romper o muebles sin destrozar. Aún así, en algunas de las habitaciones e instancias más escondidas, persisten pequeñas y extrañas reliquias que dan un particular carácter a este abandono como, por ejemplo, las figuritas que representan al niño Jesús apelotonadas por docenas en una oscura habitación o los cientos de llaves colgadas -cada una con su llavero y el nombre de la sala que abre dicha llave-.

Lo más inquietante es quizás, el material médico que nadie se atreve a tocar como son las agujas usadas y depositadas aún en sus cubiletes amarillos.

El apodado por algunos como ‘Sanatorio de las llaves’ es y será, personalmente, un lugar para el recuerdo.

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